El monseñor James Conley señaló que el centro de detención propuesto en Nebraska cuente con la opción de que los inmigrantes sean atendidos por los obispos.
La atención de los inmigrantes detenidos en los distintos centros penitenciarios administrados por el gobierno de Estados Unidos genera dudas y críticas. Defensores de los derechos de los indocumentados piden un trato más humanitario, denunciando incluso maltratos y abusos de autoridad. Ante ello, un obispo propuso brindarles asistencia religiosa y acceso a los sacramentos en un próximo centro para extranjeros sin documentos.
El monseñor James Conley declaró esta semana que el centro federal de detenidos propuesto en Nebraska debe permitir el ingreso de ministros apostólicos para brindar atención pastoral y administrar los sacramentos. Sus palabras se dieron luego de que el gobernador local, Jim Pillen, confirmara la reutilización del Campamento de Ética Laboral estatal en McCook para albergar a los indocumentados.
"Será de suma importancia que toda persona detenida en el centro federal de detención migratoria de McCook también pueda acceder a atención pastoral regular y continua", sugirió Conley, quien además lo calificó como esencial: "Esto es fundamental para la dignidad de toda persona humana, ya que cada uno de nosotros está llamado a la unión con Dios". Asimismo, señaló que la Diócesis de Lincoln cuenta con el permiso para administrar los sacramentos y brindar asistencia religiosa.
El obispo también opinó que la función de este tipo de cárceles no debe ser capturar y encerrar a los extranjeros que ingresaron de manera irregular a Estados Unidos, sino a "aquellos que han cometido delitos que ponen en peligro la seguridad pública". Además, reafirmó su compromiso "con la salvaguardia de la dignidad humana que mantiene la seguridad pública y respeta a nuestros hermanos y hermanas migrantes".
A través del portal oficial de la gobernación de Nebraska se informó que, por ahora, el campamento ofrece planes integrales que combinan prácticas basadas en evidencia con oportunidades de tratamiento y educación para los encarcelados. Según información de Nebraska Examiner, las instalaciones tendrán capacidad para albergar a 300 inmigrantes.