Trump busca reinstalar la Doctrina Monroe para reforzar el control de EE.UU. en América Latina y limitar la influencia de potencias extranjeras.
El gobierno de Donald Trump presentó una renovada hoja de ruta de seguridad nacional que reordena las prioridades geopolíticas del país y recupera principios del siglo XIX para justificar su presencia en distintas regiones. El eje más polémico: la reactivación de la histórica Doctrina Monroe bajo un enfoque que la Casa Blanca denomina ahora “Corolario Trump”.
La nueva línea estratégica establece que Washington reforzará su influencia en América Latina con el objetivo de asegurar recursos, zonas estratégicas y gobiernos considerados “estables”. La Casa Blanca plantea que este enfoque busca evitar “migraciones masivas” hacia Estados Unidos.
La Casa Blanca refuerza su postura frente a la influencia extranjera en la región.
El documento advierte que competidores externos en clara referencia a China no podrán instalar capacidades militares ni controlar activos clave dentro del hemisferio. Con ello, la administración Trump reafirma la idea de que la región debe mantenerse bajo su órbita tradicional de influencia.
La estrategia describe a Europa con un tono inusualmente severo, alertando sobre una supuesta erosión cultural y política. Se critica a la Unión Europea y a organismos internacionales por, según Trump, restringir la soberanía de los países y modificar su estructura demográfica mediante políticas migratorias.
El texto incluso sugiere que, si las tendencias actuales continúan, el continente podría ser “irreconocible” en un par de décadas y advierte que algunos miembros de la OTAN podrían dejar de compartir la visión original de la alianza. Estados Unidos, por su parte, busca frenar la idea de una expansión indefinida del bloque militar.
En el capítulo asiático, China reaparece como rival directo, principalmente en materia económica. La nueva estrategia promete “reequilibrar” la relación comercial con medidas enfocadas en la reciprocidad y la independencia económica estadounidense.
Respecto a Taiwán, Washington insiste en preservar el statu quo, pero exige a Japón y Corea del Sur asumir un rol más activo en la defensa regional. India, considerada un contrapeso natural al poder chino, será cortejada para reforzar su participación en la seguridad del Indo-Pacífico.
El gobierno de Trump señala que Estados Unidos reducirá su atención en Medio Oriente gracias a su mayor autonomía energética y el debilitamiento de Irán frente a ataques recientes. Sobre Israel, la estrategia se limita a subrayar la importancia de garantizar su seguridad, sin mayores detalles.
En África, el enfoque cambia de la ayuda tradicional hacia un modelo de inversión que busque aprovechar el potencial económico del continente y sus recursos naturales.