Millones de personas están acostumbradas a la practicidad y movilidad para su hidratación. Si eres quien renueva el recipiente de agua embotellada a menudo, ahora conocerás si conlleva algún mal para tu salud ¿Cada cuánto lo podrías hacer? Aquí te damos los detalles.
Años atrás, se dio a conocer que los recipientes donde almacenábamos el agua podría desprender material tóxico por su sobreúso; hoy, distintos estudios daría pie a que ciertas botellas plásticas de agua contenían Busfenol A (BPA), material que podría causar problemas a tu salud.
Actualmente, las grandes compañías deben pasar por un control de calidad para garantizar que las botellas de agua no sean dañinas para el usuario común, a miras de renovar el envase una y otra vez.
Al día de hoy, la mayoría están fabricadas de polietileno tereftalato (PET), cuyo efecto es mucho menos nocivo, pero altas temperaturas podrían originar que el envase se desprenda. "La mayoría de las botellas de plástico, hoy en día, no usan BPA", mencionó John Swartzberg, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de California.
Sin embargo, se recomienda usar envases de vidrio o acerto inoxidable, a raíz de los distintos materiales que han reemplazado el uso de BPA. Si el uso de agua embotellada de plástico no se puede evitar, se debe buscar envases con plástico reciclado con el símbolo 'PET 1'; estos se podrían lavar con lavavajillas corriente.
Es recomendable consumir el agua que se ha embotellado en un plazo de 24 horas; teniendo en mente que el cambio debe darse si el envase comienza a cambiar de color o tener olores extraños.
De acuerdo al estudio elaborado en 2017, en la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), el agua del grifo o cañería es tan buena como una embotellada. Para su consumo humano como 'agua potable' habría de pasarse por una limpieza de sus características físicas, química, microbiológicas.
Sin embargo, almacenar el agua de grifo en botellas y ser constantemente reutilizadas podría acarrea a algunos problemas. bacterias y microorganismos perjudiciales pueden aflorar con facilidad para provocar algún malestar estomacal.
Esto se debe a las partículas originadas con el cloro, sustancia desinfectante que ralentiza la reproducción de microorganismos y que se añade por la potabilización del agua. Este compuesto se evapora en materiales cerrados al cabo de un cierto tiempo.