La cultura y la arquitectura de los habitantes de esta ciudad se adaptaron al desierto, con el uso de los recursos que tenían y la creación de lugares frescos.
Únete a nuestro canal de WhatsAppMaravillosamente, una ciudad sudamericana se adaptó al clima árido y se expandió por la costa de su país. Es la segunda ciudad más grande del mundo construida en un desierto y un lugar de gran historia, cultura y biodiversidad.
Desde las antiguas civilizaciones que la habitaron, esta metrópolis supo aprovechar los recursos naturales y convertirse en un oasis de innovación y tradición. ¿A qué ciudad nos referimos?
Lima, la capital peruana, es la segunda ciudad más grande del mundo que se ubica en un desierto, solo superada por El Cairo, Egipto. Este hecho no es solo una curiosidad geográfica, sino también una muestra de la capacidad humana para adaptarse y desarrollarse en entornos extremos.
De acuerdo con un estudio del arquitecto José Manuel del Castillo, el 19% del territorio de Lima Metropolitana es arenal, con características de desierto de la costa sur del Pacífico sudamericano. De hecho, su clima peculiar hace a Lima una de las ciudades con menos lluvias del mundo.
No obstante, la ciudad se convirtió en un ejemplo de cómo la tecnología y la sostenibilidad pueden vencer los desafíos de la falta de agua y la escasa fertilidad. Esta situación ha influido no solo en la infraestructura y el urbanismo de la capital, sino también en su cultura y economía.
Lima y El Cairo son dos metrópolis que han logrado florecer en medio de la aridez. Pero, no son las únicas. Dubai y Las Vegas también se destacan por su ubicación desértica.
Estas ciudades han desarrollado estrategias innovadoras para manejar el agua y fomentar el crecimiento urbano. Así, se han convertido en referentes mundiales de turismo, comercio y cultura.