Así puedes lidiar con el calor en tu casa sin usar ventilador y ahorrar en tu recibo de luz

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Así puedes lidiar con el calor en tu casa sin usar ventilador y ahorrar en tu recibo de luz

• Mantén las cortinas y persianas cerradas: si abres las persianas para que entre el aire, también dejarás pasar el sol y el calor. Lo mejor es abrir las ventanas, pero sin dejar que la luz directa entre en tu casa.
• Crea corrientes de aire: si tienes ventanas en lados opuestos de tu casa, ábrelas al mismo tiempo para que circule el aire fresco. Hazlo preferiblemente en las horas más frescas del día, como la mañana o la tarde.
• Usa sábanas húmedas en las ventanas: si mojas una sábana o un paño grande y lo cuelgas frente a la ventana, podrás enfriar el aire que entra y crear una brisa agradable.
• Usa una botella de agua fría: si quieres dormir mejor, puedes llenar un recipiente térmico con agua helada y ponerlo debajo de tus rodillas. Así podrás bajar la temperatura de todo tu cuerpo.
• Toma duchas frías antes de dormir: si te bañas con agua fría antes de ir a la cama, podrás relajarte y mantener tu cuerpo fresco durante la noche.
• Aprovecha la luz natural: no uses luces artificiales durante el día, ya que pueden generar calor y consumir energía. Usa la luz natural que entra por las ventanas, pero sin que te dé directamente.
• Ventila las habitaciones: abre todas las ventanas de tu casa durante la mañana, cuando el aire está más frío, para refrescar las habitaciones y evitar que se calienten durante el día.
• Cocina en horas de baja temperatura: si preparas tus alimentos en la mañana, podrás evitar que el calor de la cocina se propague por tu casa. También puedes optar por comidas frías o ligeras que no requieran mucho fuego.
• Desenchufa los electrodomésticos: no dejes encendidos los aparatos que no estés usando, como la lavadora, el horno o la computadora. Estos pueden generar hasta 2° más de calor en una habitación. Usa solo lo que necesites en cada momento.

¿Qué es el golpe de calor?

• Temperatura corporal de 40 °C o más.
• Alteración del estado mental o del comportamiento, como confusión, agitación, delirio o convulsiones.
• Piel seca y enrojecida, o sudoración excesiva si el golpe de calor es por ejercicio.
• Náuseas, vómitos, dolor de cabeza y palpitaciones.
• Respiración rápida y superficial.