Nada que reprochar: la campaña de la Selección Peruana en el Mundial Rusia 2018

Carlos SalinasDirector de Líbero y enviado especial a Rusia

Jugar un mundial cuesta y después de 36 años mucho más. La selección sintió el rigor de una competencia a la cual se tiene que llegar en buena forma sin conceder ningún tipo de licencias. Independientemente de los buenos números que había sumado Perú hasta el amistoso con Suecia, era claro que lo de Rusia 2018 significaba palabras mayores.

Afrontar un torneo con casi el ochenta por ciento de titulares sin continuidad en sus clubes pesó en la balanza frente a una Dinamarca y una Francia que tienen futbolistas brillando en los principales equipos y en las mejores ligas del mundo.

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Pese a este detalle, que no es menor, a Perú le alcanzó para proponer. Fue el equipo que mostró el fútbol más vistoso y plantó dura lucha en Saransk y Ekaterimburgo. La falta de contundencia, a la postre, jugó en contra de un planteamiento atrevido, con muchos minutos de brillantez y de aplauso constante.

¿Hay algo qué reprochar?, creemos que no, aunque en el balance en caliente nos deja la sensación de que Ricardo Gareca pudo arriesgar un poco más con Paolo Guerrero arrancando ante los daneses y con Jefferson Farfán iniciando frente a los galos.

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El recuento histórico de esta Copa dejará para la posteridad no solo el penal fallado por Christian Cueva, sino también el imaginario de qué hubiese ocurrido si Paolo y Jefferson alineaban desde el vamos en ambos partidos. Como alguna vez dijo Gareca, en el peor momento del proceso de la clasificación, hay que aprender a jugar las eliminatorias. Que Rusia sirva entonces para aprender a jugar un mundial.