Un potente temporal invernal provocó cancelaciones masivas y retrasos en aeropuertos clave, justo en el pico de viajes de fin de año.
El invierno irrumpió con fuerza en Estados Unidos y desató un escenario de caos para millones de viajeros. Un sistema de tormentas de nieve y hielo obligó a cancelar y demorar miles de vuelos, afectando conexiones nacionales e internacionales en uno de los fines de semana con mayor tráfico aéreo del año.
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Los aeropuertos que sirven al área metropolitana de Nueva York JFK, LaGuardia y Newark junto con la terminal aérea de Boston, se ubicaron entre los más golpeados por el mal tiempo. En varios puntos del noreste, la nieve cubrió calles y pistas, complicando el despegue y aterrizaje de aeronaves.
"La seguridad de los residentes es la prioridad absoluta", advirtió la gobernadora Kathy Hochul, quien pidió extremar precauciones ante el primer gran temporal de la temporada.
Nieve y hielo paralizan aeropuertos en plena temporada alta.
El Servicio Nacional de Meteorología alertó que un segundo frente invernal avanzará desde el Medio Oeste hacia la zona de los Grandes Lagos, con riesgo de ventiscas, hielo y acumulaciones de nieve que podrían superar los 30 centímetros.
Las condiciones ya provocaron atascos en autopistas clave y llevaron a estados como Nueva Jersey y Pensilvania a imponer restricciones al tránsito de vehículos pesados para reducir accidentes.
El impacto del clima coincide con una temporada histórica de viajes. La Administración de Seguridad en el Transporte proyectó más de 44 millones de pasajeros movilizándose durante las fiestas, con un pico cercano a los 2,9 millones en un solo día.
Frente a las interrupciones, aerolíneas como American Airlines, United Airlines y JetBlue Airways habilitaron cambios de vuelo sin penalidad para los pasajeros afectados por el mal tiempo.
Mientras el este enfrenta nieve y hielo, California atraviesa una breve tregua tras lluvias intensas que causaron inundaciones, deslizamientos y víctimas fatales. Comunidades montañosas como Wrightwood registraron daños severos, con carreteras convertidas en ríos de barro.
Ahora, la atención se centra en la llegada de vientos de Santa Ana, con ráfagas que podrían superar los 96 km/h, elevando el riesgo de caídas de árboles y cortes de energía en los próximos días.