Christian Cueva manifestó ante El Salvador actitud y chispazos de buen fútbol pero no fue la fuerza suficiente para hacer daño. Y si a esto se le suma que sus socios fueron solamente compañía, todo se puso cuesta arriba y cayeron.
Con la felicidad en el pecho propiciado por las críticas positivas de su gestión ante Paraguay donde fue héroe por el gol que convirtió, Cueva juró reeditar otra faena memorable.
PUEDES VER: Perú perdió 2-0 ante El Salvador y enciende las alarmas de cara a la Copa América [RESUMEN Y GOLES]
Durante el primer tiempo el enano se movilizó por todo el frente de ataque esperando que un servicio lo ponga a tiro de gol pero solo fueron buenas intenciones. El rival se protegió.
En la segunda parte con los cambios y el café bien cargado por parte del entrenador, todo el equipo creció y Cueva notó protagonismo. De un tiempo a esta parte quiere ser otro y está manifestándolo a todo terreno.
Cueva acentuó su buena labor con el ingreso de Jefferson Farfán, su compadre dentro y fuera de la cancha, sin embargo lo mirado fue un remar en contra de la corriente porque con el 2-0 en contra el rival replegó toda su fuerza al fondo y ya fue difícil penetrarlo.