Tres víctimas de discoteca en Los Olivos fueron despedidas con música y alcohol [VIDEO]

Hace algunos días, el Perú amanecía con la noticia de 13 personas fallecidas durante una intervención policial a una discoteca de Los Olivos de nombre Thomas Restobar, espacio en el cual se incumplían las órdenes del Gobierno en el marco de la emergencia nacional por el coronavirus. 

De esta forma, las víctimas mortales pasaron los exámenes de ley y, además, las pruebas de coronavirus, porque, como se recuerda, de las 23 personas que fueron intervenidas esa noche, 15 dieron positivo en la prueba serológica de COVID-19.

Sin embargo, y pese a las alarmantes cifras incluso de los fallecidos, América Televisión emitió una nota contando que tres de las víctimas mortales recibieron el adiós no solo de su familia, sino también de un gran grupo de amigos que acudieron hasta los velorios respectivos para despedirse de las víctimas. 

Como podemos ver en las imágenes a las que tuvo acceso América, varios de los participantes del velorio no contaban con mascarillas; además, no se ve el distanciamiento social obligatorio, mismo que ordenó el gobierno liderado por Martín Vizcarra a fin de evitar los contagios de coronavirus. 

Por otro lado, se ve a muchas mujeres, hombres y hasta niños en el lugar. Un grupo de féminas carga el féretro de la víctima y lo hace bailar a ritmo de música chicha, mientras otra persona destapa varias botellas de cerveza y rocía el líquido sobre el cajón, mojando a quienes llevan en sus hombros a la difunta. 

Los velorios, según detalla América, fueron de Sandra Peña Osco, y Milagrso Quioz Sánchez, mismas que fueron veladas en barrios de la zona de Año Nuevo en Comas. Por otro lado, en el Rímac, se llevó a cabo el de Cynthia Salazar Cantoro. 

Finalmente y como se recuerda, el Ministerio de Salud establece que los velorios de personas que no fallecieron a causa de la COVID-19, pueden tener un aforo máximo de 10 personas y un tiempo límite de 30 minutos; además, en esta ceremonia privada, deberán permanecer las puertas cerradas y sin la presencia de población vulnerable, tales como niños y personas de la tercera edad.