FPF y las radicales medidas para mitigar el impacto económico por el Coronavirus COVID-19

La industria del fútbol no es ajena al impacto económico global que ha ocasionado la pandemia del coronavirus y aunque la prioridad para todo tipo de organización es la salud de las personas, existe la necesidad de hacer sacrificios para que los distintos mercados y operaciones de negocios se puedan sostener en el tiempo.

Esta tendencia ya se da a nivel mundial en planteles desde la categoría del Barcelona de España que ya anunció a través de su capitán, Lionel Messi, que aceptan una reducción del 70% en sus haberes.

En Uruguay, por ejemplo, se ha hecho uso de un seguro de desempleo para su personal, incluido el comando técnico de la selección mayor y el mismo Óscar Washington Tabárez.

En Videna, el área de finanzas y presupuesto ha planteado un escenario poco alentador: No habrá ingresos por derechos de TV de la selección, ingresos por Copa América, no habrá partido de Eliminatorias ante el taquillero Brasil; tampoco amistosos.

El reajuste presupuestal se sentirá en las disciplinas de Futsal, Fútbol Playa y Fútbol Femenino. Los sueldos del personal que trabaja en San Luis sería reducido en 25% en las diversas áreas deportivas y administrativas.

Los altos directivos y funcionarios también sufrirían el recorte de sus salarios y no recibirían comisiones. En la casa del fútbol peruano todos se pondrán la camiseta para ganar el partido al COVID-19.   

Para mitigar el impacto, La Liga 1-FPF dejaría sin efecto el cobro del 10% de los derechos de transmisión a los clubes y el 3% de las taquillas, a la vez asumirá gastos de la organización del torneo.

Asimismo, la Comisión de Licencias sería flexible con las instituciones que no puedan pagar a tiempo sus planillas. Sin duda, las bases del campeonato sufrirían varias modificaciones.   

Las medidas más radicales podrían afectar a las siguientes competiciones: Copa Bicentenario, Liga 2 y el Torneo Centenario de Menores. En el escenario más auspicioso solo sufrirían cambios en sus respectivos calendarios y en el peor de los escenarios, no se jugarían hasta el 2021.

La Agremiación de Futbolistas, por su parte, asumiría un rol fundamental en la comunicación para que los futbolistas tengan la voluntad y disposición de entender que los reajustes económicos en sus equipos son necesarios.