Assata Shakur se ganó un nombre por su activismo en pro de los derechos civiles. Había recibido asilo en Cuba tras escapar de una cárcel de Estados Unidos.
Lamentable deceso. Este viernes 26 de septiembre, el gobierno cubano anunció el sentido fallecimiento de Joanne Deborah Byron, conocida como Assata Shakur, a los 78 años de edad en La Habana. Según datos de la cancillería, esta mujer activista estadounidense perdió la vida el 25 de septiembre a causa de problemas de salud vinculados a su avanzada edad.
Shakur, quien logró destacar por su activismo en pro de los derechos civiles, había estado bajo asilo político en la isla durante más de 40 años, luego de haber escapado de una prisión en Nueva Jersey, donde cumplía una condena de cadena perpetua por el asesinato de un oficial de policía estatal en 1973. ¿Qué más se sabe sobre su reciente partida?
Assata Shakur, conocida también formalmente como Joanne Chesimard, se había convertido en una figura muy notoria en el movimiento de liberación negra en Estados Unidos durante la década de 1970. Nació en Nueva York y su activismo empezó con el Partido Pantera Negra, para luego unirse al Ejército de Liberación Negra, donde resaltó por su constante lucha contra la opresión racial y la violencia policial.
Para sus seguidores y simpatizantes, Shakur simbolizaba la resistencia y la lucha impecable por la justicia. No obstante, para sus detractores, ella era considerada como una fugitiva peligrosa, convirtiéndose de esa forma en la primera mujer en figurar en la lista de "terroristas más buscados" del FBI, incluso, ofrecían una jugosa recompensa de 2 millones de dólares por su captura.
En todos estos años, Shakur se autodenominaba como una "esclava fugitiva del siglo XX", evidenciando de esa manera su compromiso con la causa. Su activismo fue un ejemplo para un sector, incluso, se convirtió en parte del objetivo del programa de contrainteligencia COINTELPRO del FBI, diseñado para desmantelar organizaciones afroamericanas acusadas de actividades criminales.
Hasta sus últimos días en Cuba, donde recibía asilo por más de cuatro décadas, su legado continúa recibiendo debates sobre la lucha por los derechos civiles y la opresión racial en Estados Unidos.
En 1973, Assata Shakur fue detenida luego que se reportara un tiroteo en una autopista de Nueva Jersey, que resultó en la muerte del policía estatal Werner Foerster. Shakur, quien sufrió heridas en aquel incidente. En aquel momento, ella afirmó haber sido víctima de un intento de ejecución extrajudicial.
Pese a la ausencia de huellas dactilares en las armas involucradas y de pruebas cuestionables, en 1977 fue sentenciada a cadena perpetua por asesinato y agresión. Su juicio estuvo marcado por denuncias de irregularidades, y ella misma alegó ser objeto de persecución por razones políticas y raciales.
En 1979, dos años después de su condena, un grupo de militantes armados logró darle la libertad. Posteriormente, Shakur se mantuvo en la clandestinidad hasta que, en 1984, llegó a Cuba durante la Guerra Fría, donde el gobierno de Fidel Castro le brindó asilo político. Desde su llegada a La Habana, siguió con su lucha contra el racismo y la represión en Estados Unidos, pero el país americano intentó extraditarla.