Cuando el equipo trabajaba concentrado en sus lineamientos tácticos en Campo Mar, un segmento -inoportuno por cierto- de las barras de norte y oriente hizo que la práctica pierda su armonía por el capricho de veintitantos “desocupados” que juraron amor eterno en las buenas y en las malas.

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Raúl Fernández se acercó al grupo a fin de agradecer el gesto, oír el clásico “la ‘U’ es la ‘U’, pe’...” y as hacia la salida. La administración, enterada de lo sucedido, puso el grito en el cielo por un aspecto a tomar en cuenta: ¿quién los hizo ingresar? A partir de entonces, las medidas de seguridad se estrecharán por apurar el paso de los susodicho obvias razones.